Pequeño excursión a las últimas ruinas Mayas en México, antes de salir de este país. Las primeras ruinas – de Yaxchilán son extraordinarias y se convierten junto a las de Tikal en mis ruinas preferidas. Perdidas en plena jungla. Para llegar a ellas se tiene que tomar una lancha que te lleva por el rio Usumacinta- y eso en sí ya es todo una aventura! Adoro viajar en un paisaje semejante, entre dos paises y sobre un río dividido. En la misma lancha una linea roja divisoria/ al igual que lo viví en Boston. Llegamos al centro de las ruinas y con mi lámpara encendida sobre mi frente fui a explorar las ruinas siguiendo siempre el cordón rojo para no perdernos en la selva. Y justo antes de regresar, un grito/ aullido de mono muy intenso interrumpio el silencio atravesando la selva de par en par, recordandonos que nos encontrabamos en una jungla salvaje. Y al igual que en Palenque, donde ya habíamos oido ese aullido, no alcancé a ver nada.
La segunda ciudad es la de Bonampak, más pequeña pero muy impresionante sobre todo porque para llegar a ella es necesario subir a una montaña muy alta y el camino es muy difícil. Es una de las ruinas en las que se pueden apreciar pinturas sobre los mur0s.
Pasamos la noche en un pueblo Lacandon, por cierto otra de las atracciones turísticas, no lo niego, pero nuestro refugio nocturno se hallaba a orillas de un riacho y por cierto muy bien ubicado. Fue interesante observar la cultura totalmente distinta de esta gente. Hombres y mujeres llevan el pelo largo y visten túnicas blancas . Se dice de esta gente que son los conservadores de las tradiciones agrícolas y culturales más puras de la region.