Playa Airlie, vuelta al jeep por dos noches más, antes de viajar a Cairns.
Después de duras reflexiones, he finalmente decidido no ir hasta Darwin, cosa que hubiese implicado un largo viaje y mucho calor para mÃ- cosa que han confirmado Marianne y Jérémie! – y me he despedido de Gerhard, que ha partido hacia Brisbane.
Desayuno con vista hacia el océano, esperando al autobus que me llevará en 10 horas hasta Cairns, el pasaje muy caro y el servicio no tiene nada que ver con los buses de Sudamérica. Por cierto.
En fin, he sobrevivido el viaje y ésto me ha recordado, cuánto amo viajar en bus. Parecerá idiota, pero realmente me encanta. Uno se sienta y mira por la ventana o piensa o no, en las cosas de la vida y lo que vendrá. Bueno, 10 horas sin pausas, salvo una de 30 minutos en una estación de nafta, sin comida como en Argentina o en Chile- Pero no hos inquietéis, he previsto la diferencia de servicio y salà bien equipada. Justo antes de llegar a Cairns se sentó un francés a mi lado y hemos charlado mucho acerca de Australia hasta llegar a nuestro destino. Lamentablemente no lo volvà a ver en la ciudad, porque estaba muy ocupada con mi hospedaje. Â
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